Desde niña tengo una cámara en mis manos y no hay nada más en el mundo que me gustaría hacer. La mayor parte de mi trabajo está dedicada a documentar los momentos felices de las familias y esforzarme por entregarles momentos que cobran más valor con cada año que pasa, y que ojalá perduren para toda la vida. Nací en una familia muy numerosa y alegre, así que en la fotografía de matrimonios encontré un hogar desde la primera vez que lo hice para una prima en el 2011.

La ilusión compartida de dos familias que se unen en felicidad, amor y celebración me conmueve profundamente y es para mi un honor estar presente en días tan felices.
Me inspiran las sonrisas, los niños y los discursos sinceros que nos hacen llorar.

Me encanta este trabajo porque nos conecta con lo más real de nuestra humanidad: el amor.

Mi estilo es alegre y divertido, ha sido así desde que creé mi empresa de fotografías de matrimonios y retratos familiares La Vida Alegre; hoy me siento muy feliz de hacer parte de Efeunodos, amigos del alma con los que hemos crecido juntos en colaboración y admiración mutua.

Así cuento una historia completa: